lunes, 25 de octubre de 2010

Microrrelato del mes II


Este mes os traigo la segunda parte del libro del mes pasado Por favor, sea breve 2. En esta ocasión Clara Obligado continúa con su exquisita labor de recopilación y nos hace disfrutar con el viaje que nos propone. Os he elegido el siguiente microrrelato:

LA CARTA
Luis Mateo Díez

Todas las mañanas llego a la oficina, me siento, enciendo la lámpara, abro el portafolios y antes de empezar la tarea diaria, escribo una línea en una larga carta donde, desde hace seis años, explico minuciosamente las razones de mi suicidio.


Se me ocurre que es una definición perfecta de una patología psiquiátrica, concretamente de la neurosis obsesiva que puede convertirnos en zombis, que hacen todo lo que les toca hacer sin alma, sin deseo, con ganas de morirse y sin valor para cambiar o para quitarse la vida.
Os propongo que hagáis un microrrelato que se titule como éste, la carta. Vuestras propuestas, como siempre, en los comentarios.

Ah, y recordaros que la próxima sesión presencial del club de escritura será el día 2 en la Biblioteca de Guadalajara a las 19h.

10 comentarios:

Maria José dijo...

El bolsito de tela bordada ( bordada por ella, con sus bodoques, sus flores de punto de cruz, sus iniciales ) acompañaba cada uno de sus días, en sincronía con sus pasos. Notar el peso liviano en su cintura, sobre su abdomen estéril, le hacía mas fácil la respiración. Siempre lo llevaba ahí, bien sujeto con un engendro de cinturón inventado por ella, apretado contra su piel, tatuándole flores en color rojo.

Y dentro la carta.

Podía pasar meses sin sacar la carta del bolsito. Sabía de memoria cada frase, cada palabra. Una carta para entregar que no se entregó.
Una carta con dueño que no se lee es un pecado redimido que nunca se llegó a realizar.
Y ella vivía arrepintiéndose de una falta que no ocurrió. Nunca le dará esa carta y esa será su cruz, la de los dos, pues él jamás sabrá cómo sería pecar con ella.

BRAGAOMEANO dijo...

LA CARTA:

Todas las mañanas me levantaba con el glande duro como
el alambre. Desde hace algún tiempo lo tengo marcando la
6 y 30 constantemente. Lo miro, lo animo, pero no reacciona.
Si no fuera por qu tengo que miccionar con el, me lo hubiera
cortado y metido en formol, como si fuera el de Rasputin.
Lo hubiera colocado en el mueble del salón encima del televisor

David Ruiz dijo...

Allí estaban, su mujer y su amante, amordazados frente a él mientras hacía girar su pistola sobre la mesa tranquilamente. Tenía un gesto de furia despreocupada, una mirada intensa y reflexiva que quería transmitir a sus rehenes el siguiente mensaje “no sé a cual de los dos voy a matar primero”. Ellos le miraban con la cara desencajada y sudores fríos.

Nada más lejos de la realidad, no pensaba matar a ninguno de los dos. Hacia ya varios meses que sabía que su mujer le engañaba con el administrador de fincas de la comunidad. Él a su vez se veía a escondidas con la chica de la carnicería de abajo. Pero disfrutaba con la angustia de los amantes atados y temiendo por su vida. Les apuntó alternativamente con el arma y dijo despreocupado “No sé a cual de los dos le voy a dar pasaporte primero”. Los amantes se revolvieron en el suelo intentando zafarse de las cuerdas.

Aquello era lo más emocionante que les había pasado en años. A los tres.

Con H de "He-petativa" dijo...

Dicho vrebemente: Zoy Pefeto
Zín acritú,

Pepiño

SATSUMA dijo...

"Subir y bajar como una palangana de agua sucia en un burdel, lo llaman ciclotimia"

ROGER WOLFE



(qué chulo se ha puesto el club de escritura!)

Alicia dijo...

Todos los días desde hace 10 años empiezo la misma carta de despedida, y cada uno de ellos me falta el valor necesario para cumplir con lo que allí escribo, para cumplir conmigo misma.

En la carta soy libre y feliz, me invento una mujer nueva, distinta. Una mujer sin ataduras, dueña de su destino y de sus emociones. Y todos los días vuelvo a casa, vencida y triste, y pienso que nunca seré capaz de dejarle.

Jesús Rocha dijo...

Desde la atalaya oteaba el horizonte, nada, treinta años con la misma vista, y las huestes enemigas sin venir, sólo las aves surcaban el cielo; abajo, sobre la tierra, las tumbas de muertos sin combate. Este era el futuro.

Daniela Hernández dijo...

La esperaba. Sabía que escribiría .Y escribió.
Llegó el martes. La abrió con rutina sabedora de que ,aunque la necesitaba, nada nuevo trería a sus emociones. Se equivocó. era diferente. Confesaba sentimientos y anhelos, sembraba inquietudes, revelaba intenciones.
No daba crédito. Todo lo que había soñado estaba allí y sin embargo...
Volvió a leerla con avidez, con fruicción. Imaginó el momento en que se había gestado. Imaginó muchos momentos venideros. Después la dobló despacio y la guardó.
Un mes más tarde, frente a frente, ninguno de los dos habló de ella.
La carta sin respuesta fue el muro que ninguno se atrevió a escalar.

lorenzanónimo dijo...

copiando algo de un poeta recordado: "...al ausente....ni las cartas lo sacan del olvido...Si no me has de escribir te doy por mudo"
Me llega la duda de si al escritor anónimo hay que considerarlo inexistente. No, desde luego existe aunque no para su destinatario. Y ahora llega otra duda ¿debo identificarme o nó?

Anónimo dijo...

La carta te compromete
perdura en el tiempo
es palabra escrita

Y la lees despues
de años
y no te reconoces
Eras un yo
que ya no eres

Alguien dijo
que a lo largo
de los años
somos
muchos
yos

Por eso es mejor
no escribir cartas
mejor
recibirlas

Y sin embargo
la carta se echa de menos
qué rico abrir el buzón
y encontrar una carta
mejor manuscrita
mejor larga

Salvemos a la carta
que se declare
en vías de extinción

Desde que empezó el nuevo milenio
no recibo cartas

María