domingo, 12 de julio de 2015

Javier Krahe




Escuchad la canción y disfrutad.

Ésta es la sencilla historia de un hombre que se encuentra con su ex y contradiciendo los mandatos de la civilización se enrolla con ella en plena calle y se lía la de dios. Como he puesto "dios" con minúscula, espero que no me demanden los que tienen un dios de verdad con mayúscula, los mismos que denunciaron a Krahe por lo de cocinar un cristo.

Me entristece que Javier Krahe haya muerto. Tiene la edad de mi padre y en cierta medida pertenece desde hace años a mi genealogía. A tu padre no lo puedes elegir, pero sí puedes elegir a la gente que admiras. Yo admiro a mi padre, pero también admiro a Krahe.

Ahora mismo hablaría de duelo, pero creo que no lo haré. Prefiero hablar de algunos de mis recuerdos en los que sale Krahe:

  • En casa de Javi Vecino. Teníamos trece años y con el radiocassette grabábamos el ruido de la cisterna del water. Le habían dejado una cinta y me quiso engañar diciendo que la había grabado un primo suyo. Era la cinta de "La Mandrágora" y yo no pude olvidarme ya de Marieta. Además, ¡En la canción decían "gilipollas"!, algo muy importante para un niño de 13 años.
  • En el camino de Santiago, cuando le enseñamos español a Remco con la canción de Los caminos del Señor. Se la aprendió entera, verso por verso. Él es holandés y por aquel entonces hablaba poco español, pero la versión con una pronunciación algo germánica quedaba muy graciosa en los llanos castellanos camino de León y Galicia.
  • En la Valvanerada, caminando una noche de perros, lloviendo casi sin parar, y nosotros cantando Villatripas para conjurar el frío y los pies mojados.
  • En Navidad con Blanca en el Café Central donde no era la primera vez.

Dejémoslo así y dejemos que Sabina vuelva a llamarle, como al principio de Marieta, en el enlace que os puse antes:

-Javier, que tienes que grabar un disco


El ejercicio de hoy es escribir sobre Krahe o sobre alguien a quien admiréis. Os dejo hueco aparentemente infinito en los comentarios.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo lo conocí, gracias a un amigo de un amigo del madrileño barrio de Aluche. Que vino a las fiestas de mi pueblo en el año 1999 con su guitarra y cantaba canciones de Javier Krahe. A mi me llamaba la atención la que hablaba sobre pechos dolidos. La palabra dolo, sólo la conocía de los seguros. Muchos años después me fui a vivir a 800 metros de la sala Galileo. Y siempre me dije a mi mismo, un día tengo que ir a verlo, pero nunca fui, Es de esas historias inacabadas que te quedan en la vida por dejadez. En cuanto lo del Cristo cocinado, es una anécdota. Pero si hubiera cocinado un Corán, todo puede ser que le hubiera pasado lo mismo que los trabajadores del Charlie.

Anónimo dijo...

Dolosos eran los pechos. Y mi amigo se llama Luis Lira. Estuvo 6 meses por una enfermedad en un hospital y como tenía sólo un libro se lo aprendió de memoria del derecho y del revés. La venganza de D.Mendo.