domingo, 25 de diciembre de 2016

Ausencias


En un día tan importante para los nacimientos como éste, os recuerdo que hace justo un mes, el 25 de noviembre, habría cumplido 454 años Lope de Vega. Eso sí que es una ausencia y no la que retrata él mismo en este soneto:


Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin alma, y ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse;

arder como la vela y consumirse,
haciendo torres sobre tierna arena;
caer de un cielo, y ser demonio en pena,
y de serlo jamás arrepentirse;

hablar entre las mudas soledades,
pedir prestada sobre fe paciencia,
y lo que es temporal llamar eterno;

creer sospechas y negar verdades,
es lo que llaman en el mundo ausencia,
fuego en el alma, y en la vida infierno.


Lope fue una especie de Leonard Cohen de su época, sólo que mucho más prolífico. Fue un hombre que vivió en el mundo, que tuvo éxito, que conoció el amor y la ausencia, nos queda claro. Pero en la historia que de él cuenta la Wikipedia, sus amores exagerados superan todo lo imaginable. No es de extrañar que en sus obras dramáticas se saltase la unidad de acción y optase por desarrollar dos acciones paralelas al estilo italiano. Pocas me parecen.

Os copio un párrafo del artículo de la Wikipedia:

"Durante bastantes años Lope se dividió entre los dos hogares y un número indeterminado de amantes, muchas de ellas actrices, entre otras Jerónima de Burgos, como da fe el proceso legal que se le abrió por andar amancebado en 1596 con Antonia Trillo; también se conoce el nombre de otra amante, María de Aragón. Para sostener este tren de vida y sustentar tantas relaciones e hijos legítimos e ilegítimos, Lope de Vega hizo gala de una firmeza de voluntad poco común y tuvo que trabajar muchísimo, prodigando una obra torrencial consistente, sobre todo, en poesía lírica y comedias, impresas estas muchas veces sin su venia, deturpadas y sin corregir."

Además, Lope fue el primer autor español que pudo vivir de lo que escribía, enorme mérito. Pero al final, entre la ausencia y la presencia, debió hartarse, o arrepentirse o convertirse y se ordenó sacerdote. Esto no impidió que siguiera amando a mujeres, pero sí parece que de un modo más calmado. Cohen también se recluyó en un monasterio y regresó.

El ejercicio de hoy puede ser muchos. Podéis hablar de la ausencia y de la presencia o no hablar de ellas. Podéis escribir un soneto. Podéis hablar de Lope o de Cohen. No sé, también podéis leer el soneto otra vez, en voz alta, ausentaros de esta página y volver a vuestra vida.



sábado, 17 de diciembre de 2016

200.000 habitantes en el blog



Según datos del INE, en 2014 Alcalá de Henares tenía 200.768 habitantes. Aunque parece que la cifra está bajando y ya no llega a cifra tan redonda como los 200.000, debemos señalar que el número de visitantes individuales de este blog ya la ha superado. Como me gusta Alcalá, os he puesto una foto tomada delante de la casa natal de Cervantes.

La primera vez que salió Alcalá de Henares en mi vida no fue por Cervantes, sino por un primo de mi padre que tenía un taller allí y además un hijo de mi edad con el que yo jugaba cuando eramos críos. No sé por qué mi padre seguía teniendo buena relación con él, porque según me contó después, su primo le había vendido como bueno un coche que era un cascajo y que durante años tuvimos que empujar porque tendía a quedarse parado en los semáforos y en los cambios de tiempo. De hecho mi padre pilló una neumonía que lo llevó al hospital por intentar arreglarlo una tarde de invierno. Más adelante también supe que el primo de Alcalá en realidad era de Centenera y había vivido en casa de mis abuelos como un hijo más. Supongo que las cosas de la familia son un poco así.

Volviendo al tema de las visitas, diréis que no es mucho y tendréis razón, pero son más de 200.000. También os tengo que confesar que, aunque estoy muy contento porque el tráfico ha subido mucho los dos últimos meses, una mirada detenida a las estadísticas revela que casi todo el tráfico viene de los EE.UU. y de Rusia con picos demasiado regulares para ser humanos. En la imagen sólo aparecen las estadísticas de un día, pero en general es así y antes no. Es como si después de nueve años en los que en tu bar entra más o menos la misma gente, la mayoría española, de uno en uno o de dos en dos como máximo, a razón de unos cien al día, de repente se convierte en el lugar de moda al que entran los guiris rusos y americanos en tropel a razón de 300 ó 400 por día:


Espero que no sean los mismos bots a los que repentinamente les dio por seguir a Mariano Rajoy, pero supongo que será algo pasajero. Si no tendré que aprender ruso.

Pero mientras, os invito a que contéis una historia vuestra en la que salga Alcalá de Henares.

domingo, 11 de diciembre de 2016

Dime el lugar



"Show me the place" es la tercera canción del disco Old ideas de Leonard Cohen (2012).

La letra es ésta:

Show me the place, where you want your slave to go
Show me the place, I've forgotten I don't know
Show me the place, where my head is bend and low
Show me the place, where you want your slave to go

Show me the place, help meroll away the stone
Show me the place, I can't move this thing alone
Show me the place, where the word became a man
Show me the place, where the suffering began

La versión de Sabina es ésta:

Dime un lugar, donde quieres que vaya tu esclavo,
Dime un lugar, puede ser que se me haya olvidado,
Dime un lugar, he perdido mi cresta de gallo,
Dime un lugar, donde quieres que vaya tu esclavo.

Vino un alud de problemas, salvé como pude
un hilo de luz, una ola, un rabo de nube
entre cadenas, me apuré por quererte al dictado,
entre cadenas te adoré como adora un esclavo

El ejercicio es hacer vuestra versión de la canción de Cohen o escribir un texto nuevo que empiece así (o como queráis traducir el titulo de la canción):

Dime el lugar...

martes, 6 de diciembre de 2016

Mi madre


Al poco de morir su madre, Richard Ford escribió un libro muy breve que se titula Mi madre. En las primeras páginas retrocede al instante en que su padre y su madre descubren que el compromiso que se contrae con un hijo es para siempre:


En una foto de otro tiempo aparecen Richard Ford, su padre que moriría bastante joven, y su madre, la mujer morena y guapa que vivía un poco más arriba y de la que él empezó a tener otra conciencia cuando oyó que una vecína decía eso de ella.


Para terminar y no es que sea un spoiler sin más, Richard Ford habla del amor que había entre él y su madre, el amor que lo hizo libre, el amor que lo explica todo y que no tiene más explicación:


El ejercicio que os planteo es que nos contéis sobre quién de vuestra familia os apetecería hacer este ejercicio en el que nos precede Richard Ford. Que nos contéis el argumento de vuestro proyecto.

Yo os puedo contar que hace tres años, cuando decidí cambiar de vida, pedí una excedencia y lo primero que hice fue ir con mi grabadora a entrevistar a mis dos abuelas e hice dos libritos del tamaño exacto del de Ford con la historia de sus vidas. Lo que quería era saber de dónde venía y la verdad es que algo aprendí. Otro día os lo cuento.

lunes, 28 de noviembre de 2016

Feliz cumpleaños, señor Zweig


Hoy habría cumplido 135 años Stefan Zweig. Tal vez esta frase no suene extraña dentro de un siglo, pero hace un siglo sí que lo era, incluso muy extraña, porque la esperanza de vida estaba en torno a los cuarenta años.
Hace ciento treinta y cinco años nació el segundo hijo varón de una familia burguesa en la que el padre, un emprendedor, había montado un negocio textil que tenía su cuartel general en Viena, pero la fábrica en Moravia. El niño que nació, tenía su futuro económico asegurado, pero eso no fue suficiente, nunca es suficiente.
Hace cien años Stefan Zweig era un joven de 35 años, aunque entonces era ya un hombre maduro y ahora tal vez sería un "viejoven". Estaba justo en mitad de la primera guerra mundial, trabajando en el archivo de la guerra y asistiendo al derrumbamiento del mundo, de El mundo de ayer. Pero ese libro lo escribiría nada menos que veinticinco años después. En 1916 publicó Jeremías, una obra pacifista que sólo pudo representarse en la neutral Suiza.

El juego es que completéis la vida de Stefan Zweig contando lo que pasó hace x años o la vida de otro hace cien años o vuestra vida hace diez o los que sean.

Mañana es el cumpleaños de mi sobrino y yo ya tengo su regalo, pero ésa historia ya os la cuento otro día.

viernes, 25 de noviembre de 2016

Hambre de poesía


En la Calle Justiniano de Madrid, los vecinos han organizado una exposición con frases del Quijote. De los balcones cuelgan banderas y mensajes. Ayer me fijé en el que podéis ver arriba. Lo leí y me sugirió el título de esta entrada. Hambre, sí, pero con poesía. Hambre de poesía.

Ayer también murió Marcos Ana. El otro día, en el viernes de los cuentos, versión corro y contamos todos, Blanca Calvo contó la historia de la primera mujer de Marcos Ana y del inmenso ramo de flores que le regaló.

Mañana o pasado volveré ha hacerme entera la calle Justiniano, que por cierto es muy pequeña y ¿qué pensáis? ¿qué tendré más o menos hambre?

(El ejercicio de hoy, como veis, es que a partir de la imagen o del título de la entrada escribáis lo que os dé la gana)

sábado, 5 de noviembre de 2016

Mastropiero y la escritura regresiva


Mastropiero es una pizzeria argentina que hay en Malasaña. Bueno, son dos y en la imagen tenéis una de las direcciones. Todo lo que os voy a contar es que las pizzas están todas muy buenas, incluida la erótica que juraría que probé allí, aunque me puedo equivocar. Lo más importante es que cuando terminas te regalan una tarta de tamaño proporcional a la pizza y una cantidad de dulce de leche generalmente desproporcionada. Pero bueno, la cosa es que el otro día pasé por delante y estaba cerrada y se podía ver su preciosa decoración que tapa un corazón que habían antes (fijaos junto a la pierna de la chica. Lo buscaré que lo debo tener guardado). Además en las otras dos puertas había más:



Fijaos qué preciosidad.
Me interesa especialmente el último que es un ejemplo de lo que podríamos llamar escritura regresiva. Evidentemente, la denominación no se refiere a que nos lleve a fases arcaicas de nuestro desarrollo, ni al término grafológico que designa la escritura en la que las letras están acostadas hacia la izquierda y que se supone que denota introversión y falta de interés por el otro, sino a que no hace falta escribir añadiendo palabras para contar una historia. A veces se es más expresivo quitando letras o palabras, sobre todo si hablamos de la pérdida, que es un buen tema. El tema.

¿Alguien se atreve a escribir una historia regresiva retirando letras o palabras de una línea inicial?

En los comentarios os dejo espacio.

Os dejo espacio.

Os dejo.

jueves, 27 de octubre de 2016

Qué lástima, recitado por León Felipe



Qué lástima que los poetas sean los primeros que tienen que emigrar cuando pensar es perseguido. Qué lastima que siempre sufran los daños de ir contracorriente, porque los bienpensantes nunca son ellos.
Qué lástima que no nos demos cuenta de que todos podemos escribir poesia, aunque hacerlo suponga un compromiso.

Este poema lo escribió León Felipe cuando trabajaba de boticario en Almonazid de Zorita, pueblo famoso también porque en él hubo una central nuclear, y es buenísimo, como la historia de León Felipe. Algunos datos:
  • Su verdadero nombre era Felipe Camino Galicia y el nombre de León Felipe lo utilizó por primera vez en Almonacid en 1919 al firmar la versión definitiva de Versos y oraciones de caminante.
  • Su padre le montó una farmacia en Santander pero León Felipe no la gestionó bien, se entrampó y huyó refugiandose en el oficio de actor ambulante.
  • Cuando lo detuvieron fue condenado a tres años de cárcel donde leyó el Quijote y empezó a escribir.
  • Trabajó en Guinea Ecuatorial donde denunció la corrupción y se tuvo que marchar aunque le reconocieron que era la primera persona decente que pasaba por allí.
  • Con el dinero se compró un billete de la peor categoría para México donde acabó trabajando como profesor.
Y luego regresaría a España y llegaría la guerra civil... Vamos, que si Hollywood se entera, tiene para un buen biopic o hasta para una trilogía.

Os dejo con el poema, con su voz es directa, clara, nada engolada, como si leyera en el siglo XXI este hombre casi del XIX, porque nació nada menos que en 1884.

El ejercicio es que os quejéis un poco empezando por: "Qué lástima..."

lunes, 17 de octubre de 2016

Día de las escritoras


Cualquier día es bueno para hacer una performance, aunque la hagas en el suelo de tu casa, aunque tus hijos piensen que su padre está de lo suyo.

Hoy se celebra el día de las escritoras y se me ha ocurrido coger los libros escritos por mujeres que tengo más a mano, es decir, más cerca de mi cama, y ponerlos juntos. Cuando he llegado a veinte he parado. Ésta es una de las historias que cuentan, pero seguro que vosotros tenéis la vuestra (os invito a contarla en los comentarios):

La familia Pérez es mi norte, pero no es todo cuanto amé, ni bajo los tilos, ni bajo mi noguera prestada que ya devolví. Estuve en Nueva York y regresé renunciando por el momento al viaje a Echo Springs. La renuncia me produjo estupor y temblores y los consecuentes estados carenciales, aunque lo peor fue llegar a esa estación llamada "La primera vez que no te quiero". El gran número de todos los números, el fin y principio de todas las cosas. El bosque de la noche alumbraba ojos que no me dejaban de mirar y no podía dormir. No se llamaba Carol y decía que no tenía miedo a volar, pero sí, todos tenemos. Los campos de la despedida llevan tiempo dando frutos, obras incompletas, como todas las obras, y el corazón es un cazador solitario que no se sacia ni en la crónica del desamor ni siendo un espía en la casa del amor. Y ésta es mi historia secreta, la de la casa del amor que con nubosidad variable escribe ahora un nuevo atlas de geografía humana.

Hoy doy las gracias a Christine Bell, a Siri Hustvedt, a Christa Wolf, a Olivia Laing, a Amélie Nothomb, a Ángela Vallvey, a Lola López Mondéjar, a Wislawa Szymborska, a Djuna Barnes, a Patricia Highsmith, a Erica Jong a Mar García Lozano, a Gloria Fuertes, a Carson McCullers, a Rosa Montero, a Anaïs Nin, a Donna Tart, a Carmen Martín Gaite, a Almudena Grandes y a todas las demás.

domingo, 16 de octubre de 2016

Rilke


No es un secreto que estoy escribiendo un libro sobre Stefan Zweig. Ahora mismo estoy en el París de principios del siglo XX en el que un buen día quedaron a comer Zweig, Balzaguette, Verhaeren y Rilke. Acabo de leer la pequeña obra que Zweig escribió con todo el cariño sobre Verhaeren, su maestro, que con la guerra tomó partido contra Alemania y se distanció de su discípulo con el agravante de que murió trágicamente y no pudieron reconciliarse como se debe. Pero antes estaba leyendo la correspondencia entre Rilke y Zweig que me regaló mi amigo Janko. Ahora estoy con la biografía de Rilke que publicó hace poco Mauricio Wiesental y leyendo a Rilke. Estoy fascinado. Un ejemplo: Cartas a un joven poeta en la que tutela los pasos literarios de un joven que acude a él. Escuchad lo que le dice el 17 de febrero de 1903:

Usted pregunta si sus versos son buenos. Me lo pregunta a mí, como antes lo preguntó a otras personas. Envía sus versos a las revistas literarias, los compara con otros versos, y siente inquietud cuando ciertas redacciones rechazan sus ensayos poéticos. Pues bien -ya que me permite darle consejo- he de rogarle que renuncie a todo eso. Está usted mirando hacia fuera, y precisamente esto es lo que ahora no debería hacer. Nadie le puede aconsejar ni ayudar. Nadie… No hay más que un solo remedio: adéntrese en sí mismo. Escudriñe hasta descubrir el móvil que le impele a escribir. Averigüe si ese móvil extiende sus raíces en lo más hondo de su alma. Y, procediendo a su propia confesión, inquiera y reconozca si tendría que morirse en cuanto ya no le fuere permitido escribir. Ante todo, esto: pregúntese en la hora más callada de su noche: “¿Debo yo escribir?” Vaya cavando y ahondando, en busca de una respuesta profunda. Y si es afirmativa, si usted puede ir al encuentro de tan seria pregunta con un “Si debo” firme y sencillo, entonces, conforme a esta necesidad, erija el edificio de su vida. Que hasta en su hora de menor interés y de menor importancia, debe llegar a ser signo y testimonio de ese apremiante impulso. Acérquese a la naturaleza e intente decir, cual si fuese el primer hombre, lo que ve y siente y ama y pierde. No escriba versos de amor. Rehuya, al principio, formas y temas demasiado corrientes: son los más difíciles. Pues se necesita una fuerza muy grande y muy madura para poder dar de sí algo propio ahí donde existe ya multitud de buenos y, en parte, brillantes legados. Por esto, líbrese de los motivos de índole general. Recurra a los que cada día le ofrece su propia vida. Describa sus tristezas y sus anhelos, sus pensamientos fugaces y su fe en algo bello; y dígalo todo con íntima, callada y humilde sinceridad. Valiéndose, para expresarse, de las cosas que lo rodean. De las imágenes que pueblan sus sueños. Y de todo cuanto vive en el recuerdo.

Si su diario vivir le parece pobre, no lo culpe a él. Acúsese a sí mismo de no ser bastante poeta para lograr descubrir y atraerse sus riquezas. Pues, para un espíritu creador, no hay pobreza. Ni hay tampoco lugar alguno que le parezca pobre o le sea indiferente. Y aun cuando usted se hallara en una cárcel, cuyas paredes no dejasen trascender hasta sus sentidos ninguno de los ruidos del mundo, ¿no le quedaría todavía su infancia, esa riqueza preciosa y regia, ese camarín que guarda los tesoros del recuerdo? Vuelva su atención hacia ella. Intente hacer resurgir las inmersas sensaciones de ese vasto pasado. Así verá cómo su personalidad se afirma, cómo se ensancha su soledad convirtiéndose en penumbrosa morada, mientras discurre muy lejos el estrépito de los demás. Y si de este volverse hacia dentro, si de este sumergirse en su propio mundo, brotan luego unos versos, entonces ya no se le ocurrirá preguntar a nadie si son buenos. Tampoco procurará que las revistas se interesen por sus trabajos. Pues verá en ellos su más preciada y natural riqueza: trozo y voz de su propia vida.

Una obra de arte es buena si ha nacido al impulso de una íntima necesidad. Precisamente en este su modo de engendrarse radica y estriba el único criterio válido para su enjuiciamiento: no hay ningún otro. Por eso, muy estimado señor, no he sabido darle otro consejo que éste: adentrarse en sí mismo y explorar las profundidades de donde mana su vida. En su venero hallará la respuesta cuando se pregunte si debe crear. Acéptela tal como suene. Sin tratar de buscarle varias y sutiles interpretaciones. Acaso resulte cierto que está llamado a ser poeta. Entonces cargue con este su destino; llévelo con su peso y su grandeza, sin preguntar nunca por el premio que pueda venir de fuera. Pues el hombre creador debe ser un mundo aparte, independiente, y hallarlo todo dentro de sí y en la naturaleza, a la que va unido.


¿Y ahora qué?

miércoles, 5 de octubre de 2016

Dodecálogo de deberes del periodista


En la exposición de Cela que os conté había muchas cosas muy interesantes. Una de ellas eran los paneles dedicados al Cela periodista, parte nunca desligable del todo. Por elegir algo, aquí tenéis su dodecálogo del periodista. Este dodecálogo o cualquier otro sobre ética periodística se me hacen ahora imprescindibles, en estos tiempos de medios de comunicación partidistas y con muchos intereses que defender. Sólo leerlos es una experiencia potente, pero podéis completarla haciendo vuestro propio decálogo o mandamiento o añadiendo una línea al de Cela. Los comentarios son vuestros:

I. Decir lo que acontece, no lo que quisiera que aconteciese o lo que imagina que aconteció.

II. Decir la verdad anteponiéndola a cualquier otra consideración y recordando siempre que la mentira no es noticia y, aunque por tal fuere tomada, no es rentable.

III. Ser tan objetivo como un espejo plano; la manipulación y aun la mera visión especular y deliberadamente monstruosa de la imagen o la idea expresada con la palabra cabe no más que a la literatura y jamás al periodismo.

IV. Callar antes que deformar; el periodismo no es ni el carnaval, ni la cámara de los horrores, ni el museo de figuras de cera.

V. Ser independiente en su criterio y no entrar en el juego político inmediato.

VI. Aspirar al entendimiento intelectual y no al presentimiento visceral de los sucesos y las situaciones.

VII. Funcionar acorde con su empresa -quiere decirse con la línea editorial- ya que un diario ha de ser una unidad de conducta y de expresión y no una suma de parcialidades; en el supuesto de que la coincidencia de criterios fuera insalvable, ha de buscar trabajo en otro lugar ya que ni la traición (a sí mismo, fingiendo, o a la empresa, mintiendo), ni la conspiración, ni la sublevación, ni el golpe de estado son armas admisibles. En cualquier caso, recuérdese que para exponer toda la baraja de posibles puntos de vista ya están las columnas y los artículos firmados. Y no quisiera seguir adelante -dicho sea al margen de los mandamientos- sin expresar mi dolor por el creciente olvido en el que, salvo excepciones de todos conocidas y por todos celebradas, están cayendo los artículos literarios y de pensamiento no político en el periodismo actual, español y no español.

VIII. Resistir toda suerte de presiones: morales, sociales, religiosas, políticas, familiares, económicas, sindicales, etc., incluidas las de la propia empresa. (Este mandamiento debe relacionarse y complementarse con el anterior.)

IX. Recordar en todo momento que el periodista no es el eje de nada sino el eco de todo.

X. Huir de la voz propia y escribir siempre con la máxima sencillez y corrección posibles y un total respeto a la lengua.

XI. Conservar el más firme y honesto orgullo profesional a todo trance y, manteniendo siempre los debidos respetos, no inclinarse ante nadie.

XII. No ensayar la delación, ni dar pábulo a la murmuración ni ejercitar jamás la adulación: al delator se le paga con desprecio y con la calderilla del fondo de reptiles; al murmurador se le acaba cayendo la lengua, y al adulador se le premia con una cicatera y despectiva palmadita en la espalda.

jueves, 29 de septiembre de 2016

Antonio Buero Vallejo cumple cien años


Hoy cumple cien años Antonio Buero Vallejo. Esta tarde ponen una placa en la casa en la que nació que también es la casa de mi amigo Juan Ignacio.
En las calles de Guadalajara se está celebrando su centenario con una campaña que ha llenado la ciudad de citas extraídas de sus obras. Aquí os traigo cuatro que me han gustado especialmente.




La primera me parece muy psicoanalítica y muy veraz a la vez. La segunda es James Rhodes muchas décadas antes. Y las dos últimas tratan el tiempo, el insobornable.
Os propongo jugar con Buero y escribir frases o historias breves que empiecen tomo empiezan estar frases:

En la infancia está todo...
Cuando no me ve nadie...
El tiempo somos nosotros...
¡Es que le tengo miedo al tiempo!

A trabajar.

martes, 13 de septiembre de 2016

Aute

  
Hoy es el cumpleaños de Aute, 73.
Es unos de los artistas que más admiro ahora mismo y el que más admiré durante muchos años. Lo he visto sobre el escenario en múltiples ocasiones, la última en Arriversos, el festival de poesía de Guadalajara hace unos meses. Lo he escuchado hasta el aburrimiento por temporadas y lo he tarareado siempre.
Cuando oí lo del infarto a principios de agosto no pude dejar de imaginarlo fumando, mayor que en la fotografía, pero fumando. Me parece bien elegir la muerte, pero elegir morir antes de la hora no lo termino de entender. Tal vez es simplemente porque no fumo.
Al volver de vacaciones resulta que no se ha recuperado y el hecho de que siga en la UVI no es un factor de buen pronóstico.

El primer disco de Aute que tuve fue éste, y se me ocurren muchas canciones que me resultan imprescindibles y que me sé de pe a pa:


Dentro
Amor te digo esta palabra
De alguna manera
Las cuatro y diez
Anda
En ti ( que empieza: "Y fumo en la noche junto al ruido / de las calles repletas de historia / los párpados, como enfermos...)
Al alba
De paso
A vivir
Queda la música
Aleluya número 1

...y después discos enteros como Alma, Ufff!, Entre amigos, Mano a mano, Auterretratos...

Pero detengámonos hoy sólo en el disco de la imagen, Segundos fuera, y en una de las canciones:



Cuando la muerte ronda la escena uno está más sensible y presta atención a detalles que normalmente pasan desapercibidos. Me acuerdo ahora de la sirena en la que reconocí a Aute en Nueva York. Pero mencionando a la muerte justo ahora, sé de lo que hablo. Hace tres días murió mi abuela y aunque era en muchos aspectos esperado, no deja de ser algo que remueve toda tu existencia.

Supongo que la belleza sólo no basta, pero algo es algo.

¡Por la belleza!

lunes, 29 de agosto de 2016

Walden Pond y los mitómanos



Debe ser una ley no escrita que los referentes culturales no interesen a todo el mundo y mucho menos si son un poco contraculturales, aunque luego las ovejas blancas les hagan estatuas. Y para contracultural, Walden, y sobre todo Walden en la cuna del capitalismo salvaje actual. En realidad, nada amenaza tanto el sistema capitalista norteamericano como Henry David Thoreau, uno de sus hijos predilectos. Que sí, que es el defensor de los derechos civiles y tal, pero es, principalmente un revolucionario que nos dio todas las pistas y hasta el mapa necesarios para romper el sistema y salirnos. A mí siempre me interesó, pero nunca llegué a terminar Walden, aunque sí que me enteré de la historia de la cabaña y de lo que le costó construirla y de cómo la fábricó él mismo y se fue a vivir relativamente alejado de la civiliazación durante más de dos años.

Lo que quería contar en un principio es que eso que os conté de Zweig el otro día de bajarse del coche y en un hotel que está a 10 millas de la Walden Pond preguntar por ella a la recepcionista es arriesgar mucho. Perdone, ¿sabe cómo se va a la Walden Pond? Y claro, ella me dijo que ni se me ocurriera, que se tardaba más de hora y media sin contar con el tráfico...
En realidad eran 15 minutos con tráfico. Pero un problema de ser español, y eso no lo cuentan en españoles por el mundo, es que llegas a los sitios pronto y ya los están cerrando. De hecho muy educademante nos dijeron que ya estaba cerrado... Eso sí, me explicaron que lo acababan de abrir para un discapacitado, pero que cerraban en tres cuartos de hora. Yo le dije que venía desde España para ver la cabaña de Thoreau y el hombre no me pudo decir que no. Bastante discapacidad es ya ser español y amante de Walden. Retiró la valla y nos dijo que hasta las siete y media.

Y allí estaba la réplica de la cabaña construida a un kilómetro del emplazamiento original con mobiliario tampoco original, pero allí estaba.
Los bañistas del sábado por la tarde recogían y pasaban todos de largo excepto los niños que se paraban en la estatua.


Así que, queridos mitómanos, ¿por qué no nos contáis en los comentarios aquella vez que seguísteis los pasos de vuestro escritor admirado?
Ya otro día os cuento lo de la tumba de Walt Whitman o también os hablo más de Thoreau, que he leído las primeras páginas de Walden y me que quedado boquiabierto a pesar de saber que su cabaña de verdad quedaba sólo a media hora de la casa de sus padres y me lo he imaginado con un tupper debajo del brazo.





lunes, 15 de agosto de 2016

America y Walt Whitman


No os confundáis. Si alguien firma W. W. lo primero que pensaréis es en Walter White, pero, cuando pase la fiebre de Breaking Bad, estas iniciales seguirán siendo las de Walt Whitman. Walt Whitman es el padre de muchos poetas posteriores, porque hay caminos que un hombre o una mujer no pueden recorrer solos. Todos necesitamos que alguien nos preceda y abra brecha para poder ponernos detrás y, llegado el momento, atender a nuestro propio paso y abrir nuestro pequeño tramo para los que quieran venir después.

Por ejemplo, Stefan Zweig, la primera vez que visitó los Estados Unidos, después de bajarse del barco y llegar al hotel, preguntó por la tumba de Walt Whitman. Ésa era su prioridad, no preguntó por otra cosa y el recepcionista le dijo que no conocía a ese señor.

La tumba de Whitman está en Camden, al lado de Philadelphia y la diseñó él mismo. Aquí podéis verla.


Y ahora toca parar, eliminar todo ruido que pueda molestarnos y escuchar la única grabación que existe de la voz de Walt Whitman. Son los cuatro primeros versos del poema América. Todavía no miréis debajo. Sólo escuchad esto.

Y ahora escuchadlo con el texto:


America

Centre of equal daughters, equal sons,
All, all alike endear’d, grown, ungrown, young or old,
Strong, ample, fair, enduring, capable, rich,
Perennial with the Earth, with Freedom, Law and Love,
A grand, sane, towering, seated Mother,
Chair’d in the adamant of Time.


Os propongo esta traducción:



América

Lugar de hijas iguales, de hijos iguales,
Todos, todos amados del mismo modo, grandes, pequeños, jóvenes o viejos,
Fuerte, enorme, justa, imperecedera, poderosa, fértil,
Eterna con la Tierra, la Libertad, la Ley y el Amor,
Una Madre majestuosa, prudente, imponente,
sentada en el diamante del Tiempo.


El ejercicio es ir a América a comprobarlo, o si no, escribir un texto que lleve por título "América". Podéis dejar vuestro trabajo en los comentarios.



viernes, 5 de agosto de 2016

Camilo José Cela, el centenario de un escritor


Si no habéis ido a la Biblioteca Nacional a ver la exposición del centenario de Cela, id.

El año anterior a que le concedieran el Nobel a Cela, en mi instituto, con motivo de nuestra graduación, nos regalaron un libro. A unos les tocó Viaje a la Alcarria de Cela y a otros nos tocó Historia de una escalera de Buero Vallejo, que también es el nombre del Instituto. Los libros estaban firmados por los autores. Cuando me enteré de la noticia del Nobel pensé que no había tenido suerte. De hecho, cuando no me tocó yo mismo compré el Viaje a la Alcarria.

No sabía que Cela escribía siempre a mano con una letra muy pequeña y a la vez perfectamente legible, como se puede ver debajo. Este detalle de que toda su obra existiera primero manuscrita dio lugar a la rocambolesca historia del original de La familia de Pascual Duarte que terminó cuando éste regresó a su poder tras ganar el juicio a la Diputación de Cantabria. Lo divertido es que copió la obra "a plana y renglón" y se la regaló al anterior propietario porque, según él, quiso demostrarles que tal como ellos habían sabido perder, él sabía ganar.

Por cierto, que en su segundo viaje a la Alcarria lo acompañó una choferesa negra, Viviana Gordon, que era psiquiatra infantil y lo había dejado por el sufrimiento que le generaba tratar a niños tan enfermos y se había hecho modelo, pero esa historia no la investigo más que me pierdo.

En la exposición hay muchas frases, muchas imágenes y muchos objetos; desde el propio manuscrito de La familia de Pascual Duarte a decenas de botellas dedicadas a Cela por multitud de artistas que van desde Picasso a Henry Miller.

Para esta entrada he seleccionado textos que tienen que ver, como ocurre con la anterior entrada, con el oficio de escritor al que también se refiere Cela en uno de los vídeos de la exposición contando que su vida era muy simple: se levantaba a las seis, escribía hasta la hora de comer, luego se echaba siesta -"el yoga español"- y luego por la tarde seguía escribiendo hasta acabar el día. Tal vez no fuera así todos los días, pero muchos de ellos sí, y por eso abruma la magnitud y también la variedad de su obra.

Aquí van los fragmentos que he recortado para vosotros:
En el primero enuncia la ley del escritor que sólo tiene dos mandamientos: escribir y esperar.
En las dos imágenes siguientes aparecen fragmentos de entrevistas que no tienen desperdicio, por ejemplo cuando responde defendiendo su aislamiento para escribir: "Mira, Umbral, lo que no se puede hacer es pasarse la vida en el café arreglando el mundo".
En la cuarta escribe, después de conocer que van a publicar su primera novela, "Se acabó el divagar".
Y las tres últimas son frases destacadas en la exposición.









El ejercicio de hoy es el mismo de la última entrada del blog: contadnos que os parece todo esto en los comentarios. Ya sabéis, se escribe escribiendo y si no se os ocurre nada, escribid o escuchad a Cela en este vídeo.

martes, 12 de julio de 2016

Así que quieres ser escritor, ¿eh?


Bukowski es el patrón de este blog. Gracias a dios no es un santo, pero por eso lo queremos incluso más. Lo único que no podemos rezarle, así que leeremos sus poemas en voz alta hasta cansar a nuestros amigos o hasta que se hagan del club. El libro de la imagen comienza por este poemita:

¿por qué será que la camioneta
con la nevera mal amarrada
en la autopista
siempre va entre
120 y 140 k.p.h.?

Nuestras vidas son esas neveras que van zarandeándose por la autopista y muchas veces es un riesgo acercarse, pero otras el oscuro atractivo que irradiamos para algunas almas igualmente oscuras y misteriosamente brillantes a la vez, puede más. Bukowski es una nevera de dos cuerpos que siempre se cae y siempre se levanta, por eso, el segundo poema es éste, dedicado a los que piensan que quieren escribir:

ASÍ QUE QUIERES SER ESCRITOR, ¿EH?

si no brota de ti a borbotones
a pesar de todo,
ni lo intentes.
a menos que te salga por voluntad propia
del corazón y la mente y la boca
y las entrañas,
ni lo intentes.
si tienes que permanecer horas sentado
mirando la pantalla del ordenador
o encorvado sobe la
máquina de escribir
en busca de palabras,
ni lo intentes.
si lo haces por el dinero o
la fama,
ni lo intentes.
si lo haces porque quieres
mujeres en la cama
ni lo intentes.
si tienes que sentarte y
rehacerlo una y otra vez,
ni lo intentes.
si sólo pensar en ello ya te cuesta trabajo,
ni lo intentes.
si quieres escribir como algún
otro,
olvídalo.

si tienes que esperar a que salga de ti
con un rugido,
entonces espera tranquilo.
si no llega a salir de ti con un rugido,
dedícate a otra cosa.
si primero se lo tienes que leer a tu esposa
o a tu novia o tu novio
a tus padres o quienquiera que sea,
no estás preparado.

no seas como tantos otros escritores,
no seas como tantos miles de
personas que se llaman escritores,
no seas soso, aburrido y
pretencioso, no te dejes consumir por el
narcisismo.
las bibliotecas del mundo
se han dormido de
aburrimiento
con los de tu calaña.
no lo empeores.
ni lo intentes.
a menos que te salga
del alma como un cohete,
a menos que creas que la inactividad
te llevaría a la locura o
al suicidio o al asesinato,
ni lo intentes.
a menos que el sol en tu interior te
abrase las entrañas,
ni lo intentes.

cuando de veras sea la hora,
y si estás entre los escogidos,
cobrará vida por
si mismo y seguirá cobrándola
hasta que mueras o muera
en ti.

no hay otra manera.

ni la hubo nunca.


Queridos aprendices, vayámonos a la cama a consultarlo con la almohada, pero que sepáis que los que no se vayan a escribir o a emborracharse, mejor que lo dejen.

Contadnos vuestro viaje en los comentarios.

lunes, 4 de julio de 2016

Mi frase de Cervantes

Ésta frase no está mal para empezar:


Así os ha quedado claro que no era fácil callar a Cervantes, ¿Verdad?
Creo que mi frase favorita es aquella con la que el Quijote certifica en la aventura de los Batanes, que el miedo también puede oler:

-Paréceme, Sancho, que tienes mucho miedo.
-Sí tengo, - respondió Sancho-, mas ¿en que lo echa de ver vuestra merced ahora más que nunca?
-En que ahora más que nunca hueles, y no a ámbar - respondió don Quijote.


Bueno, parecer, parecía lo que era, porque don Quijote podía tener trastornados sus sentidos, pero no el más primitivo de todos, el olfato. Aunque no le falta razón a Cervantes cuando dice que el miedo turba los sentidos. lo turba todo.


Para cuando el miedo os pueda, recordad esta idea de la obra de Cervantes "La Numancia": nacistéis libres. 

Son muchas las frases y los diálogos de Cervantes que merece la pena recordar. Por ejemplo, estos días el Ayuntamiento de Madrid nos lo recuerda desde las marquesinas con la excusa del IV centenario. El ejercicio de hoy es que nos contéis cuál es vuestra frase favorita. Por cierto, a mí también me gusta mucho cómo termina el Quijote. Vale.


jueves, 23 de junio de 2016

El genio de la multitud. Bukowski en la Haya


Como veis, el genio de la multitud es un cabrón.
Este vídeo me lo pasó mi hijo hace unas semanas y me encantó. Es bueno, ¿eh?

Quería hacer un ejercicio con este poema que fuera algo así: ¿Lo habéis escuchado? Pues ahora escribid una secuela o una precuela. Y ya tenéis el ejercicio, pero...

Pero han pasado los días y al volverlo a escuchar me he acordado de algo:
En el año 2000 fuimos a la Haya con nuestro hijo y María, la amiga que nos alojaba, nos llevó a la biblioteca municipal. Mirad qué pinta tenía el edificio que también albergaba oficinas del ayuntamiento:


Era una biblioteca enorme y preciosa y sacamos algún libro y ¿adivináis qué? ¡Un casette de Bukowski donde estaba este poema!
La memoria es extraña. Lo tuve que oir varias veces para recordarlo y de repente apareció todo lo que pasó aquella semana. Busqué las fotos y recordé aún más cosas.
Era aquella lejana época en la que lo analógico era muy importante. La cinta la copié y luego la perdí. Supongo que la presté. Las fotos eran de carrete y no había muchas, pero están impresas y en su album. Estuvimos también unos cuantos días en Nijmegen con Remco y cruzamos a Alemania en bicicleta, y regresamos. Pero de todo esto hace mucho tiempo y, por lo tanto, éramos muy jóvenes:

viernes, 17 de junio de 2016

25 años del Maratón de los cuentos de Guadalajara #25MaratónCuentos

La fiesta empezó hace 25 años y este año no parece que se vaya a detener con la marcha que tiene. No hace falta más que echar un ojo al programa.



Como todos los años, y ya van 19 ó 20 tendréis a Cyrano escribiendo poemas y cuentos por encargo en los jardines del palacio por la tarde-noche el viernes y el sábado. Nos vemos en los jardines del palacio.

lunes, 13 de junio de 2016

Creo que en este bar no hay ningún traductor de Bukowski


Ésta es una buena historia, y como muchas buenas historias necesita que pasen muchos años para que lo sea.
La cosa empezó y aparentemente terminó hace veinte años, cuando yo leía a Bukowski fascinado. De hecho, si os dais una vuelta por el blog, veréis que no he dejado de estarlo y que os he hablado por ejemplo de la carta de amor que Bukowski escribió a una biblioteca, o de su poética en Un apunte sobre poesía moderna. Pero hace veinte años era peor. Quería escribir como él y por descontado, quería ser como él. Después me enteraría de que en realidad yo quería follar tanto como Henry Chinaski, que no era exactamente lo mismo. Me encantaban sus novelas y sobre todo Mujeres, obra legendaria, que mis amigos de París y los amigos de mis amigos leyeron por riguroso turno cuando la dejé allí a cargo de Jaime y de David. Pero me enteré de que también escribía poesía y que apenas estaba traducida. Bukowski acababa de morir y supe que había publicado en 1992 un libro de poemas de cuatrocientas páginas que se titulaba The last night of the Earth poems. Así que, con la inocencia de un chico de veinte años que escribía poemas, sabía inglés, y había traducido documentación industrial, pedí el libro a Estados Unidos y me compré el diccionario de Inglés-Español más gordo que encontré. El libro llegó y yo me puse a la tarea. Los poemas eran todos fascinantes, imprescindibles, como éste: Aire y luz y tiempo y espacio. A ratos avanzaba y todos los días me tropezaba veinte veces, pero era una tarea de ésas que uno haría aunque no le pagaran. Recuerdo que en un poema me dio por traducir la palabra "blinds" como "ciegos" y aquellos versos resultaban extraños, pero muy sugerentes. Unos días después me di cuenta de que había metido la pata hasta el fondo, cuando una amiga que había vivido en Estados Unidos me dijo que la traducción correcta en aquel caso era "persianas". El libro tiene cuatro partes y cuando tiempo después lo tuve casi terminado, me centré en la primera parte, la corregí a conciencia y la llevé en mano a una editorial de poesía cuyo nombre no recuerdo y que estaba detrás del Palacio de Linares. Al poco yo iba a casa en el tren después de una guardia y me despertó una llamada a mi primer teléfono móvil, que me había comprado porque había nacido mi hijo. Me dijeron que les gustaba mucho la traducción y que lo querían publicar, pero que no sabían cuándo podría ser porque claro, un libro de poesía de cuatrocientas páginas era arriesgado y luego estaba el problema de los derechos... Por desgracia no me volvieron a llamar, pero yo seguí traduciendo y le conté lo del libro a mi amiga Xohana, también traductora, por cierto, mucho mejor traductora que yo. Qué casualidad, dijo ella, mi amigo Juan está preparando una obra con su compañía sobre Bukowski y le vendría bien conocerte. Así que Xohana concertó una cita entre Juan y yo en un bar de barrio que estaba cerca de la estación de autobuses. Total, que quedamos en el Bar Flori, que todavía existe, inmutable desde hace veinte años; tal vez hayan cambiado sólo las tragaperras y la tele que ahora es plana. Ya he dicho que yo tenía móvil, o tal vez no me había comprado todavía, pero vamos, que aunque existieran los móviles, aquella cita se concertó a la antigua. Ni Juan, que parece que era Juanito de Lucas, aunque podía ser el otro Juan, tenía mi número de teléfono, ni yo el suyo. Aquello fue una cita como la de Antes del amanecer que por cierto se estrenó sólo un par de años antes. Juro que fui al Bar Flori a la hora convenida. Entré y pensé, éste no es el lugar donde yo me esperaría encontrar a alguien que estuviera preparando una obra acerca de Bukowski... o sí. Esperé un rato. Me pedí una caña y miré el reloj muchas veces. La hora llegó, pasó y no entró nadie al bar preguntando por un traductor de Bukowski. Creo que aguanté casi una hora y me fui. Después tardé en ver a Xohana bastante y ni los Ultramarinos de Lucas ni yo hicimos nada más por vernos, así que me medio olvidé, sobre todo porque cuando estrenaron la obra en el Pub Chinaski de Guadalajara, ahora en Lavapiés, no pude ir.
Ahí acababa la historia para mí hasta ayer.
Pero bueno. A veces la vida te da sorpresas.
El otro día me escribió Luis, otro de los Ultramarinos de Lucas, amigo mío y compañero del alma en un trabajo anterior, para invitarme a un fiesta porque a la compañía le habían dado nada menos que el premio nacional de artes escénicas. La hostia, con rey y reina incluidos, sobre todo si eres republicano.
Creo que si no hubieran representado anoche su obra de Bukowski no me habría acercado a Juanito de Lucas a decirle nada. De hecho, ya había coincidido con él otras veces y tampoco le había mencionado el asunto porque me parecía raro acercarme a un chico que sólo conocía de verlo por Guada y porque llevabamos a nuestros hijos al Conservatorio y decirle: "Por cierto, aquel día no apareciste en el Bar Flori". Pero claro, el sábado era especial, porque como fin de fiesta, Los Ultramarinos representaron su obra de Bukowski, la que estrenaron finalmente hace casi veinte años después de no encontrarnos en el Bar Flori. Antes de seguir contando esta historia, si os los encontráis por la calle, decidles que la vuelvan a representar, que giren con ella, que la queréis ver. Es maravillosa. Por eso al final casi me crucé con Juanito y le dije que enhorabuena por el premio y por la obra, y le pregunté si se acordaba de la escena del bar. Se sonrió y se fue a buscar al otro Juan y al otro actor de la obra. "Mira lo que dice este chico", les dijo, "que él es el traductor de Bukowski". Les entró la risa. "Tío, nos has jodido el chiste. Llevamos veinte años que entramos en bares como el Bar Flori y nos preguntamos ¿Quién será el traductor de Bukowski? y ahora que te hemos encontrado ¿qué hacemos?"

La historia se cerró el sábado y es que en el Bar Flori hace veinte años no pasó como en el Tratado de impaciencia de Sabina, ni aparecimos uno en el Mar del Norte y otro en Valparaíso, sino que los dos fuimos, pero a horas distintas o tal vez en días distintos, pero nunca a la vez. Supongo que si entráis en un bar y no veis a nadie que pueda ser Bukowski o al menos el traductor de Bukowski, tal vez no sea el bar adecuado.

viernes, 10 de junio de 2016

Blackout poetry nº 2

Hoy os paso tres más. Es divertido y muy entretenido y estoy muy orgulloso de la tercera que debería titularse "El chef exquisito":




sábado, 4 de junio de 2016

Una espina en la carne de Lola López Mondéjar






Una espina en la carne

(Texto escrito sobre todo antes pero también después de la presentación del libro de Lola López Mondéjar en Acippia 3 de junio de 2016)



"Vivir no es necesario, lo que es necesario es crear"

Pessoa parafraseando al parecer a Pompeyo y su “Navegar es necesario, vivir no es necesario” erróneamente atribuido a los Argonautas.




No sé cuál fue la pregunta inicial que llevó a Lola a escribir este libro, pero lo más probable es que fuera una nube de preguntas, de dudas, de observaciones que durante años han pululado alrededor de su vida de psicoanalista y de escritora. Se me ocurren unas pocas que son las mías, claro: ¿En qué se parece escribir y ser analista? ¿La creatividad es buena o es mala? ¿La creatividad es una herramienta o una tabla de salvación? ¿Cómo de grande ha de ser un trauma para que deje marca, para que necesite tratamiento? ¿La creatividad es la solución o es parte del problema, protege o lleva más cerca del abismo? ¿Cuánto hay que mirar y cuánto hay que apartar? ¿La castración es trauma suficiente? ¿La creatividad es la solución para los que son distintos, para los que no aceptan el camino marcado, es su salvación o su condena? ¿La creatividad es la salida natural de los que no aceptan lo dado o es sólo una rebeldía contra la norma e incluso contra la ley y por ello sienten el oscuro atractivo de la psicosis? ¿Es peligroso escribir? ¿Merece la pena? ¿Qué es la creatividad? ¿Qué relación guarda con nuestra vida psíquica?

Hay muchas formas de vivir, pero la vida creativa es una vida en los márgenes, algo muy llamativo en esta cultura post-rural que es España llena de pequeñas plazas en las que no se pueden hacer u opinar muchas cosas por miedo a la censura del grupo.

Lola superó una infancia reglada y pasó de la obediencia, de ser una niña muy buena a la rebeldía de la creación, pero también le fue dada una espina en la carne, como a San Pablo, como a todos, para que nos recuerde nuestra pequeñez, para no engrandecernos y salirnos de la realidad.

El libro de Lola tiene muchos rincones tan interesantes que hacen que nos tengamos que detener. Lamento comunicarles que es casi imposible leerlo del tirón, porque en cada página te para y te pone a pensar. Por eso yo sólo voy a hablar del principio y del final del libro. De entrada, plantea la tesis central de la obra que es la definición y el desarrollo de una maravillosa prótesis llamada Función Autor y al final defiende una nueva forma de escribir, descarnada y sin censura, más clara, más honesta, más cercana cada vez a la esencia, la escritura calva.


La Función Autor:


Muchos son los autores que han intentado abordar el fenómeno artístico y casi todos están en el libro de Lola, desde Stefan Zweig y su “El misterio de la creación artística”, una conferencia que leyó en Buenos Aires en 1938 hasta Jean Rhys, Clarice Lispector o Chantal Maillard. En realidad, todos los artistas se preguntan a santo de qué empezaron a hacer del arte su vida hasta llenarla, como dice Clarice Lispector, con esa maldición que salva, pero que nos condena según Lola a llevar una vida disociada entre la realidad y las producciones propias. El artista lleva una doble vida y eso requiere fortaleza.

Como todos sabemos, el narcisismo es una función del yo que debe tener el tamaño justo. Los logros lo lanzan al cielo, pero la omnipotencia es peligrosa, uno debe tener raíces sólidas, si no, volar sería peligroso. Lola vincula los procesos creativos con la pérdida y los libros buenos con el abismo de Duras. Ese abismo al que bajan los creadores y cuando vuelven sí que pueden escribir “esos libros que se incrustan en el pensamiento y que hablan de duelo profundo de la vida”. Los otros libros, los que se olvidan sin más, son otra cosa.

En la hipótesis de Lola, el creador es un sujeto tempranamente herido, pero con energía suficiente para repararse mediante los mecanismos de disociación y sublimación. Funciones éstas que integran el Factor Munchausen, que a su vez da lugar a la Función Autor. Según Lola, en la infancia del futuro creador tuvo lugar un episodio traumático o la suma de muchos traumas menores que funcionarían como el complejo de la madre muerta de André Green. El niño recibe los estímulos adecuados hasta que de repente sufre la privación súbita y arbitraria, la muerte de la madre como estímulo, su muerte psíquica para la que no es necesaria una muerte real. Entonces, estos sujetos tienen dos salidas, los síntomas o la creatividad, porque la elaboración no está todavía a su alcance. Y entonces eligen la creatividad, ampliar el espacio transicional y llenar el vacío que los conecta con la realidad para poder contactar con ella y reparar la pérdida. Ése sería el nacimiento del artista que crea para poblar el vacío que le quedó. Por eso ella lo llama el factor Munchausen, porque el barón cae al mar y se va a ahogar, pero él mismo tira de su coleta y se saca solo a flote. El niño herido tiraría de su orfandad y crearía una vida nueva.

Como dice Green en el caso de la madre muerta, el niño pierde el afecto y peor aún, el sentido de su vida. Llegados aquí nos podemos preguntar: ¿No hay un momento en toda existencia que la vida no tiene sentido y hay que dárselo y a veces la única respuesta posible es la respuesta de la búsqueda, “la respuesta artística” podemos llamarla por resumir? Claro que también está la respuesta del sentido común, tan cacareado en los medios de la sensatez. A veces parece que no hay más que dos opciones, o te adhieres al sentido sancionado por el común o te quedas solo y tienes que buscar tú el sentido en este sinsentido. Así la salida creativa sería una de las salidas ante el hecho traumático y también ante la necesidad de la búsqueda de sentido. La utilización continuada de esta puerta llevaría a su usuario a zurcirse el traje que lo convierte en autor, protege sus heridas y le da un norte, la Función Autor, que a fuerza de usarla se vuelve identitaria. La alternativa es la normopatía y no es válida para todos y como Lola se pregunta y esto daría para otro libro: “¿Cómo hay gente que puede no crear?”

Lola insiste en que para su tesis la disociación es muy importante y no es de extrañar en esta realidad en la que vamos sólo hacia delante sin mirar apenas nada más. Lo no formulado queda atrás, queda disociado como dice Sullivan, y es aparentemente, inaccesible. Así hay partes del yo que quedan desconectadas entre sí y que la terapia tiene que reconectar hasta que “lo sabido no pensado” según Bollas se formule y se pueda aspirar a la salud. El terapeuta es un traductor de las emociones y carencias de otros, ayuda a crear también una especie de Función Autor en su paciente. Ayuda a despojarse de una identidad rígida y enfermante como “soy esquizofrénico”, “soy depresivo”, “soy normópata” (de los que al parecer Bernardo Arensburg decía: “son Juan Chumba, del coño de su madre a la tumba”) y le permite ser alguien que quiere ser, alguien que tiene voz en su propia vida. Qué cosas. ¿Y si les cuento que llevo 15 años trabajando de traductor y alguno más de psiquiatra y que escribo desde siempre y que finalmente no encontré otro camino que hacerme psicoterapeuta?

El autor del que habla Lola es una especie de superhéroe que no consigue sus poderes de repente porque le pique una araña, sino que los va adquiriendo poco a poco. Tan es así que como recoge ella, Seamus Heaney dice: “El poeta es una criatura inventada que firma con su nombre”. El autor debe inventarse a sí mismo porque no le gusta el destino que le ha sido asignado, el daño que ha recibido, la indefensión a la que ha sido abocado y entonces se convierte en otro, en el autor, que no es sólo uno, que no es sólo doble, que es múltiple, como el “yo soy muchos, contengo multitudes” de Whitman, o las decenas de heterónimos como Pessoa, el traductor que si traducía al francés su nombre también era “nadie”.

Y llegamos aquí al tema de la identidad. En general todo el mundo adopta una identidad que brinda seguridad aunque ya vimos que hasta una identidad dañina puede parecer mejor que nada. Soy profesor, soy marido, soy psicoanalista, soy novelista incluso, son identidades aparentemente apreciadas por la mayoría, pero el sujeto creador no está cómodo en ninguna de estas islas de la geografía de la identidad que nos cartografía Lola porque sabe que él tiene más que ver con el mar que las rodea. Si puedes definir a alguien fácilmente, eso no tiene por qué ser bueno. Todos tenemos que crear nuestra subjetividad y siempre somos mezcla de la vía normativa o de la vía creativa. El artista escapa de lo normativo, no lo tolera. El exceso de norma lleva a la normopatía, a la alienación, a la nada. Pero también la creatividad pura lleva al mismo sitio, por otro camino, a veces más rápido.

El autor se convierte en alguien nuevo, se salta la tradición, no encaja en el sentido común. Obtiene más porque descubre más, pero sufre más porque su piel roza con la realidad que no está para nada hecha a su medida, porque la identidad de autor está siempre en construcción trascendiendo el proceso primario y el proceso secundario y entrando y saliendo al proceso terciario. Así crea una “neo-identidad” apadrinada por los dioses de este nuevo Olimpo al que el autor se aferra pegado a su acompañante psíquico que es la creatividad. Todos estamos en este camino de creación de una nueva genealogía en la que el autor, según Blas Matamoro, tendría complejo de Adán, ya que tendría que ser padre de sí mismo. Todo suena muy narcisista en el mal sentido, pero Lola parte de que "los creadores fuimos niños mal recibidos, no reconocidos" y nos muestra de forma convincente que en la historia vital del artista hay un trauma, una falta profunda que el artista intenta superar con la creación artística y sobre todo con la creación de un mundo más habitable para él, en el que haya referencias que lo apoyen.

De todas formas, no todos somos artistas dramáticos como James Rhodes o como Alejandra Pizarnik, ésos que si no crean se derrumban, ésos que tienen un narcisismo tan frágil o un yo tan disociado que necesitan reparar urgentemente. Los escuchamos, los comprendemos, porque ya es trauma suficiente estar vivo, ya es la vida suficientemente abrasiva, que no en todos los casos el artista necesita una madre muerta, ya es bastante jodido todo. Y siempre están las dos salidas: la del monoteísmo identitario (soy médico, soy del Real Madrid) o la creatividad y la condena a errar constantemente por el mar que nunca lleva a una isla segura. El que elige creatividad, si es que uno puede elegirla, se debe enfrentar a una tropa de monoteístas enorme. Sólo como consuelo, no olvidéis que la gente que tiene un CI de más de 135 es mayoritariamente atea.

Otra cosa que pienso es que por eso estoy yo aquí. Escribí un libro intentando responder a la pregunta de por qué escribía yo y de si eso merecía la pena y por el camino me encontré el libro de lola y a ella y a mucha gente que se parecía más a mí que mis compañeros del colegio o de la universidad, gente por la que me siento apoyado, gente sabia que legitima quien quiero ser como terapeuta, como escritor y como persona, una persona distinta de lo que se esperaba. Si queréis explorar vuestra genealogía como creadores, reescribir vuestra vida, mirad el libro de Lola.

Lola en su libro se centra en contarnos cómo es el origen de estos artistas que para simplificar he llamado “dramáticos”, pero que podría llamar “muy heridos”, pero nos sirve para pensar en todos los artistas, en todos nosotros. A todos nos atiza duro la vida y en general se nos pide que seamos normales como hacía la madre inquisidora de Jeanette Winterson, “¿por qué quieres ser feliz cuando puedes ser normal?” Entonces tenemos que buscar una salida y pasada cierta línea el proceso es irreversible. La rebeldía en ese caso nos hará héroes involuntarios y tendremos que crear por el camino, no sólo un libro, un poema, sino que nuestra vida es pura creación porque debemos inventarnos, no nos sirve todo lo previo. Sería entonces el creador también como una mutación, algo necesario para la evolución de la especie, pero no precisamente algo bien recibido, ni algo bueno siempre. En este caso, el arte no sería la salida, sino que escapar sería lo que te llevaría al arte, a inventar tu mundo de nuevo. Sería como intentar escapar de la gravedad terrestre. Hay una velocidad de escape mínima y son nada menos que 11 km/s. Es mucha velocidad y para llegar ahí hay que transitar muchos caminos. Lola ha recorrido los caminos del analista principiante, del escritor aficionado que escribe y escribe y al final se hace escritor, que analiza, supervisa y al final se hace psicoanalista, pero el proceso nunca termina, nunca debe terminar.

Todos somos mitad víctimas, mitad cómplices, como todo el mundo, como dijo Sartre, pero las dos mitades no son iguales en todos. Sí que somos mitad víctimas, pero no hace falta ser mitad cómplices. Tenemos la salida de la creatividad, al Barón Munchausen que se salva a sí mismo “por los pelos”, y afinando más, el artista que se libra bautizándose de nuevo como autor, por su nueva posición ante el mundo, el paso adelante, la salida del armario: sí, soy distinto, hago cosas distintas y no me creo todas vuestras patrañas.

En el libro de Lola se habla de los que no pueden dejar de escribir, de los que escriben para salvarse, de los que no pueden dejar de hacerlo porque son niños heridos y sus defensas omnipotentes llevan al arte. Pero Lola, esa herida, ¿Por qué les lleva a rebelarse contra la realidad como única salida? ¿No será que también la propia realidad es la que ha contribuido a su herida y que ese roto no sólo significa daño, sino que también es el roto por el que se inicia la metamorfosis, por el que el niño herido puede fugarse por los aires hasta una nueva vida? Se mezclan muchas cosas aquí y tal vez esta línea argumental sea demasiado positiva y a los Autores nos falte castración, pero ¿cuánta es suficiente?, ¿cuánta es ya demasiada?

Ante el dolor, la solución del artista es describirla y ahogarse en ella, como Pizarnik, pero no se masca siempre la tragedia, también puede uno crear por las mañanas y por las tardes irse al mar a tomar cervezas con sus amigos, con sus hijos, con su pareja, ir a conferencias de Acippia. No se asusten, no hace falta adherirse a algo de forma imperturbable para tener una identidad, aunque uno no sea un artista. No hace falta ser forofo de nada, no es necesario ni conveniente quedarse inmóvil, aunque uno no tenga un nombre como escritor. Hay artistas que toleran no llevar etiqueta, hay artistas del vivir que no tienen que producir nada, más que la película de su vida y no tienen que volver no es necesario volver siempre a la herida.


La escritura calva:

Como dije primero iba a hablar del principio, del origen de la Función Autor y ahora veremos su maduración. El Autor, al final de libro, lleva años siéndolo. El trabajo artístico ya es identitario y su entorno lo reconoce como autor, pero ¿ya se ha quedado tranquilo? ¿Ya ha encontrado su lugar? Sí y no. La vida sigue, sus “golpes tan fuertes ¡yo no sé!”, siguen haciendo daño y daño y el autor sigue vivo y aunque le pidan firmar sus libros o hasta lo reconozcan por la calle, su identidad de autor no es estable ni suficiente, también depende del siguiente libro, de si querrá seguir escribiendo mañana, de si acaricia su suicidio literario, aunque sea de forma temporal. El autor no desea la estabilidad, al menos no durante demasiado tiempo y un buen día el autor se mira en el espejo y tras el último golpe que lo ha dejado tieso y sin pelo decide exportar su calvicie a su arte. De esto habla Lola en “La escritura calva”. El artista vuelve a sus orígenes y se despoja de las certezas que le proporcionó la reedición de una de sus novelas y se sienta con Kafka: “La literatura es siempre una expedición a la verdad”. La escritora vuelve a estar sola, como siempre, con la hermosura de la desnudez y por eso puede tomar impulso y terminar su novela.

Ésta es la definición de la escritura calva que da Lola: “escribir sin disfraz. Escribir sin nada encima, sin siguiera pelo, aunque sea invierno y haga frío afuera y la intemperie del mundo sea infinita, y los hombres y las mujeres se protejan de ella con relatos, con esferas, con ropa y con pelo… Ella no se cubrirá ¿Para qué?, ya lo han hecho otros. ¿Qué sentido tendría volver a lo andado?... Escribir calva. Escribir desnuda... Decir, el mundo está ahí afuera y me es ajeno. Aunque amo… Aunque me duele”.

Lola opta por escribir sin disfraz, aunque no sirva para nada. Independizarse de los mandatos externos, tantos, tan pesados, mucho más aún si eres mujer. Te lo ordenan todo: cómo debe ser tu falda, tu pelo, tus labios, tu deseo, tu vestidor, tu coche, tus tacones, el número de veces que debes hacer el amor. Se juntan la liberación de la mujer y del autor. Renegar de la vida enlatada en normativas materialistas y en centros comerciales. Refunfuñando con Schopenhauer: “dentro de ciertos límites somos libres para hacer o no lo que queremos, pero no lo somos para querer algo distinto de lo que queremos.” Y ella nos repite y nos traduce: “Podemos no hacer realidad nuestro deseo, pero no podemos dejar de desearlo”.

La escritura en general y la escritura calva en particular no es apta para los que temen los cambios. Sólo sirve para aquellos que tienen ansia de vivir y aunque también cargados de miedo, éste no los paraliza. La autora nos cuenta que ha llegado aquí porque cuando no era autora y el miedo podía con ella, escribía. A fuerza de escribir, el miedo puede cada vez menos.

La escritura calva, la cantante calva que por fin ha encontrado sentido a sus letras, a su mundo absurdo, se van con la música a otra parte. Marchan con lo puesto y ahora por fin se pueden ir, aunque siempre se quedaban y escribían. Siempre han escrito.

Por eso escribe, como Chantal Maillard, “para ahuyentar la angustia que describe / sus círculos de cóndor / sobre la presa”. Para sobrevivir, para no estar sola, para crear una obra que explique el mundo nuevamente, porque la anterior parecía servir, pero ya no sirve y lo más bonito no es firmar libros, sino hacerlos.


Epílogo

Los que buscamos el sentido, que somos todos, necesitamos este libro. La maldición así traducida no es tal maldición. Fueron muchos los que desbrozaron estos caminos y están todos aquí reunidos. No querríais perderos sus palabras, sus vidas.

La tesis principal de Lola nos muestra los engranajes de la creatividad y algunos todavía se preguntarán: ¿Pero merece la pena acceder a ese conocimiento? ¿Cómo nos afecta el proceso del análisis? ¿Y si nos curamos qué pasa, que perdemos el motor de la creatividad? ¿Será verdad que la felicidad nos apartaría del arte? Bendita catástrofe.

¿Escritura terminable o interminable?, como se preguntaría Freud. El escritor puede dejar de escribir si supera el trauma y puede desear hacer otra cosa. Eso sería la curación. Escribir o no ya desde otro lado. Escribir o dejar de escribir cuando ya no pasa nada, cuando ya no se tiene miedo, pero no olvidemos que la creatividad es una búsqueda, una forma de estar en el mundo, da igual a qué te dediques. y si encuentras algo, pues eso que tienes.

No teman esta historia de la herida. Como dice Chantal Maillard:

La herida nos precede
no inventamos la herida

venimos a ella y la reconocemos


La herida nos precede y no lo sabemos. El creador da con una verdad y está fascinado por lo que descubre que no es nuevo, el creador, aunque encuentre lo mismo lo halla en otro continente, en el continente de su piel, y lo tiene que contar con sus trazos.

El autor explora y se pincha como se pinchó Rilke con la rosa de 1926 que lo mato de una septicemia. Era para una amiga y acabó en su epitafio que le dio tiempo a escribir, porque los autores siempre están con sus armas cargadas:

Rosa, oh contradicción pura, placer,
ser el sueño de nadie bajo tantos
párpados.


Antes de terminar quiero recordar que el objeto de esta presentación, no nos engañemos, es que ustedes compren el libro y si ya lo tienen que compren otro para regalar. Si les interesa todo esto de lo que estamos hablando, leer a Lola les llevará a muchos sitios a los que habrían tardado mucho tiempo en ir solos. Ella nos regala su viaje, para que luego hagamos el nuestro con más fundamento.

Este viaje nos lleva cada vez al principio, al territorio del narcisismo primario, del paraíso perdido. La libido que aunque salga quiere volver. Si la ponemos demasiado en nosotros nos lleva a la psicosis, si la dejamos toda en el mundo desaparecemos. El artista viaja y su viaje es un viaje mítico de vuelta que como a Ulises le llevará toda la vida, pero nunca a la Ítaca que busca. También lo podría contar así:


Volver

todos queremos volver al principio
a esos brazos que nos recogieron
a ese amor animal de una madre
que recoge a su recién nacido
aún empapado
aún medio inerte
y lo tiene que traer a la vida
a base de abrazos
de piel
de leche
por eso el retorno es imposible
por eso ningún canon puede volver al principio
por eso ningún amor nos colma
aunque nos empeñemos
con todas nuestras fuerzas

volver es el camino
y es imposible



Ahora Lola preguntaría: “¿me seguís?”. La verdad es que lo intentamos, lo deseamos y nos preguntamos.